TRAVESÍA MEGALÍTICA 2017 (3ra. Parte).
El complejo arqueológico de Tiahuanaco (Bolivia) presenta vestigios de una plaza con arquitectura de columnas que fue restaurada en los años sesenta. La restauración siguió un patrón de bloques hallados in situ que constituyen muro entre las columnas. Las diferencias son conducentes a la duda de cuantas veces habrá sido intervenida tal plaza, no solo por la colonia y la actualidad, sino por cada grupo humano pre incásico que vivió y despareció de este paraje.
Las columnas del Templo del Sol tienen un deterioro por erosión notable, comparte el deterioro en algunos aspectos el monolito fraile, pero los bien conservados monolitos Ponce y Bennet presentan una factura notable de canteo sobre roca arenisca.
Otra cosa distinta son las piezas de andesita del tipo “Puma Puncu”, que presentan una textura exterior e interior similar a un moldaje en hormigón. La composición de estas piedras es un constante y pulcro grano propio de la andesita y las aristas, lados externos e internos de sus formas, los ángulos y planos, no es viable el canteo como técnica de construcción.
Las piezas de tipo Puma Punco se encuentran sumergidas, en claras posiciones no convencionales, sino arrojadas por todo el valle, también en las pirámides y templos tiahuaquences.
Como habrán convivido tales vestigios, estos moldajes de andesita, con los canteadores de la arenisca, cuál de los dos habrá sido el constructor inicial de la primitiva plaza de columnas que otros muy posteriores la llamaron Templo del Sol (¿?).
