Entrevista a SOLEDAD MONTERO




Entrevista a SOLEDAD MONTERO, quién expone FRAGMENTOS DESDE LA LOCURA, Sala el Farol Universidad de Valparaíso.
Por M. Meza, 23 de Abril de 2008.





Cuéntame de este trabajo.

Este trabajo terminó el año 2002 y corresponde a mi tesis, el 2004 me titulé como Fotógrafo Profesional del Instituto Arcos, di el examen. Un largo proceso de alrededor de diez años y que acaba de terminar recién con esta inauguración.

El trabajo consiste en interpretar desde la fotografía la locura, retratar mi locura, como si estuviese loca, tratar de interpretar las alucinaciones que me contaban los pacientes y yo traducirlo desde mi perspectiva. Y la mejor manera era hacerlo en un hospital psiquiátrico, pude haber trabajado en el campo, en la ciudad o en la playa, al final la locura uno lo puede ver en cualquier ámbito, pero preferí el hospital psiquiátrico para tener la referencia in situ, como se vive la locura.


¿Cómo fue la producción de este trabajo?

Comencé en 1998 en el Hospital Psiquiátrico de Santiago y a pesar de haber obtenido autorización por parte del hospital mismo, se presentó un problema en éste por lo cuál no se pudo concretar en ese momento. Sin embargo y finalmente logré trabajar con la gente de terapia ocupacional y ahí comencé a fotografiar y a enganchar con el tema. Yo iba a hacer un trabajo del instituto, un encargo de asignatura, y enganché con el tema y seguí trabajando.

Después cuando me vine a Valparaíso, en un aspecto más formal, presenté una carpeta de trabajo a la Junta Directiva del Hospital Psiquiátrico El Salvador de Valparaíso. Esta junta vio mis fotografías
Que habían sido tomadas en Santiago, y les gustó mi propuesta. Les gustó porque no era personalizar el trabajo, no se hacía retrato del paciente, no los iba a individualizar, y ellos lo consideraron bueno ya que se respetaba la privacidad del paciente y por tanto aceptaron que yo hiciese en este lugar mi tesis.

Tuve acceso libre a dos pabellones, que corresponden a los pacientes crónicos, los que estan medicados y que llevan muchos años en el hospital. No tuve acceso a aquellos pacientes que están en crisis, no porque no quisiesen que fotografiara sino por el riesgo de romper la seguridad, ellos están descompensados y podrían reaccionar mal frente a la cámara. De hecho, tuve algunos problemas con algunos pacientes, ya que ellos se paseaban por el patio, lugar en el que yo fotografiaba y uno que otro se anduvo molestando y fui atacada.

Al principio iba sin cámara, para que me reconocieran, después iba con cámara pero no fotografiaba y a la cuarta o quinta visita empecé a tomar fotos, no a los pacientes sino al recinto, después y de a poco empecé a fotografiarlos a ellos. Un proceso lento para que me aceptaran dentro del grupo. Fueron cuatro o cinco pacientes con los que entablé cierta amistad, con quienes logré relacionarme y así poder fotografiarlos.


¿Cuánto tiempo duró el trabajo en el hospital?

Fueron tres años, no todo el año, sino por períodos cortos de tres o cuatro meses en el primer año, un mes en el segundo año y un par de visitas en el tercero.


¿Te tocó estar con la misma gente?
Sí, con los mismos internos, pero no me reconocían, era como volver a empezar.


Después de realizar el trabajo, las fotografías procesadas, ¿cuál es la percepción?, ¿como ves este trabajo?, ¿que ves desde la propuesta inicial hasta lo logrado?

Me costó, hice una pequeña selección con aquellas que más me gustaban, pero no me plantee una perspectiva del trabajo, me gustaban algunas fotos, a otras les tenía cariño por las personas con que había trabajado, pero no había por dónde empezar a ordenarlas. Lo dejé decantar un tiempo y después de un año volví a retomar el trabajo, lo ordené y me dí cuenta que tenía cuatro grupos de fotos; las del primer acercamiento, luego las fotografías de las alucinaciones o de los fantasmas, aquellas que eran más de sombra u oscuras y otras en ue yo había reconocido a los internos y vera como la realidad, lo que estaba viviendo. Y así logré empezar a armar. Y este período además corresponde al tiempo en que fui un par de días a tomar las últimas fotografías que sentía que faltaban para cerrar el trabajo. Aquellas las tenía muy clara en mi mente y entonces empecé a estructurar la parte teórica, este trabajo corresponde a una tesis, el tema de la teoría de la locura y Francisco “Pancho” Sazo (quién presentó la exposición) me ayudó muchísimo desde la filosofía, me ayudó a encauzar la locura a una cosa más estética y no tan clínica como fue al inicio.


Háblame de la materialidad.

Es un proceso cruzado, película para diapositivas reveladas como negativos, digitalizadas desde la película por falta de laboratorio. Por tanto fueron imprimidas en papel fotográfico por proceso lambda. Entonces los colores saturados, los blancos reventados, los negros profundos, son parte de la propuesta.


¿Cómo ves esta extrema aprehensión del color que produce el cruzado, porqué esta selección?

Por el desborde e la locura, no sé si del color, yo no puedo ver como ellos, pero se me ocurre que si yo estuviese loca, vería solo colores planos, zonas casi sin detalles. Visiones borrosas, el hecho del color es para enfatizar el estar viviendo una alucinación, de que no estoy viendo algo real. Aunque la fotografía tampoco es real, traté alejarme lo más posible de una percepción de la realidad. Por esto el uso del movimiento, exposiciones largas, las fragmentaciones.


La selección del tamaño del cuadro marca cierto ritmo.

Cada fotografía más grande marca el inicio de cada serie, las series originales son mucho más extensas en número. Elegí lo más representativo he hice como primera foto la puerta de entrada. Debo reconocer que la selección fue sentimental, las que a mí más me gustaban. Puede alguien no estar de acuerdo con este método pero fue así. Y la última fotografía del perímetro fue para cerrar el ciclo, la fotografía de la partida …

Fallecimiento de JORGE CONTRERAS WOOD




A la comunidad de Fotógrafos de la región de Valparaíso y Nacional:

Tengo el deber de comunicar el lamentable y sensible fallecimiento del fotógrafo porteño JORGE CONTRERAS WOOD, este sábado 15 de marzo. Su funeral se llevó a cabo en la mañana del miércoles 19 del presente.

Jorge oriundo de Valparaíso, 42 años, hombre culto, educado y amable, residió durante muchos años en Europa y retornó a Chile, a su ciudad hace más de un año. Los recuerdos recientes están en su participación en la II Jornada Nacional de Fotografía (diciembre 2007) y en la reunión del proyecto externo del Arcos en el ex-yugoslavo de Las Heras (enero 2008).

Al día siguiente me visitó en mi taller, hablamos de otras cosas porque la rabia, la pena y la desesperanza a veces hay que dejarla de lado para mirar, mirarse y sonreír con dignidad, la dignidad de Jorge Contreras Wood.

Recientemente, el 5 de marzo y con motivo de la inauguración del año escolar por el Ejecutivo, lo encontré en el cerco policial que cerró la Avenida Alemania frente al Colegio Alimapu, él cámara en mano registrando el acontecimiento. Luego el 10 del presente, lo ví por última vez, temprano en la tarde, en la puerta fuera del CNCA fumando su puchito.

Aquí Dios y país no ha existido nunca, en las calles de Valparaíso Jorge anda caminando amablemente.

M Meza, 20 de Marzo 2008
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Publicación de Arnoldo Carvajal:

PALABRAS PARA UN AMIGO QUE QUISO DEJARNOS PARA SIEMPRE EN EL MES DE MARZO DEL 2008 ...


Estimados Amigos y Amigas, este 18 de marzo ha sido un día muy triste para este editor del Blog de Noticias de Arte y Cultura, pues ha sufrido la pérdida de un gran amigo y compañero en estos últimos dos años, mi amigo que decidió poner fin a su vida, Jorge Contreras Wood, a quién lo conociera en su oficio de fotógrafo y compañero de aventuras y trabajo, quien desinteresadamente colaboro con este, su servidor, en los registros de importantes proyectos en que nos vimos involucrados: con los amigos mexicanos de Morelia, en el proyecto “Rastros: el ojo privado”, en el registro e inauguración de las Pinturas del Salón Nacional de Viña del Mar y en alguno que otro trabajo extraoficial, quiero desde estas paginas rendir un especial homenaje personal a este gran amigo, que vino a Valparaíso, después de una larga estadía en Europa a intentar generarse un espacio en esta ciudad natal que lo vio crecer y aprender en sus primeros años como hombre de bien.

Consiguió algunos trabajos y estos de vez en vez, le fueron esquivos, además que, como frecuentemente ocurre por acá, que quieren el trabajo “súper” profesional y “algunos” que se lo den regalado, en fin. En el último tiempo trabajamos juntos en desarrollar una exposición la cual estaba bastante avanzada y que lleva por titulo "EL PATRIMONIO DESDE EL OJO IZQUIERDO" retratos de la vida en el Bar Liberty de Valparaíso, de los parroquianos del bar, Jorge deseaba que fuera su curador, y consiguiéramos donde exponerlas, buscando recursos en lo privado, deseaba que la inauguración fuera en el mismo Bar, hoy esa exposición quedo inconclusa y que ahora queda en el limbo, esperando… quizás hasta cuando… que como siempre, estas cosas ocurren en donde el autor no vera sus éxitos, puesto que después, cuando ya no estamos, valoramos las cosas siempre en la pérdida, cuando debiera ser al revés, valorarlas cuando las tenemos.
Jorge, tenía una gran esperanza de situarse como fotógrafo y artista de Valparaíso, pero, tuvo que enfrentarse a múltiples dificultades, por no tener un nombre y alguno que otro padrino que le apoyara, en este difícil medio cultural, donde todos son artistas o todos son gestores culturales y todos con la bienaventurada misión de ser y aportar a esta ciudad y su cultura, que sin embargo solo esta para los que ven a Valparaíso solo como una oportunidad de generarse un muy buen negocio a costa de estos "pobres" artistas.

Ojala, Jorge donde estés, puedas cumplir con tus deseos… hasta siempre.
A.

P.D. Expondré "EL PATRIMONIO DESDE EL OJO IZQUIERDO"como homenaje en el proximo Post.

http://noticiassobreartecultura.blogspot.com/2008_03_01_archive.html#2629048673747428819




Fotografía de Autor, Una Mirada Personal. Por LUIS POIROT

Artículo publicado en Revista DISEÑO Nº 12, Año 3, Marzo—Abril de 1992
La lucidez y actualidad del presente artículo publicado hace mas de 15 años viene a tomar un valor agregado: su indiscutible visión de futuro.
M. Meza.





FOTOGRAFÍA DE AUTOR, Una Mirada Personal.
Por Luis Poirot

Rodeados de un mundo de imágenes que miramos sin entender y sepultado en los cánones de la cultura escrita y de la lógica, confundimos técnica con lenguaje y aplicación de las técnicas fotográficas a otros lenguajes con descubrimiento del propio.

El panorama de la fotografía, entendida como lenguaje de expresión personal, es en algunos aspectos desolador. Lo que en otras sociedades es comprendido como parte de lo obvio, aquí permanece en las tinieblas de lo apenas expresado públicamente. El desconocimiento de la propia historia fotográfica nos lleva a un continuo reinventar de caminos ya recorridos. La falta de crítica con elementos mínimos de cultura fotográfica, que sepa ir más allá de intentar aplicar valores de la plástica a la fotografía, contribuye a acentuar la confusión. Así se ha visto que el trabajo de un plástico que se sirve de técnicas fotográficas ha producido en la crítica un suspiro de alivio, pues al fin pueden referirse al tema con parámetros conocidos, creyendo por este motivo entender lo fotográfico y elevándolo a la cima de cordilleras equivocadas.

¿Cómo escapar de la trampa de términos como “bonito”, “parece un cuadro” (cita textual de un director de museo), “típico” o “un instante oportuno”, que se nos aplica?

Abandonados a nuestra suerte, a los fotógrafos no nos queda más que tomar la palabra.

Sin duda, la figura de mayor relieve para la fotografía nacional, debido a la construcción de un mundo propio y por la difusión internacional de su obra, es Sergio Larraín. Un profesional que abandonó la fotografía hace ya más de 20 años –desencantado, quizás-, luego de trabajar intensamente en “Mágnum” de París. Y en los grandes semanarios de la época.

En un pequeño libro, editado modestamente en 1963, nos advertía: “Es en mi interior que busco la fotografía cuando con la cámara en la mano paseo la vista por fuera; puedo solidificar es mundo de fantasmas cuando encuentro algo que tiene resonancia en mí. La realidad visible es la base de proceso fotográfico, y también es el juego de organizar un rectángulo: geometría, con el rectángulo en la mano yo busco …”.

Figuras aisladas, como Jorge Sauré, retratista de su generación, de 1925 a 1935, o Antonio Quintana, incesante caminante del territorio, completan esta primera etapa de nuestra historia.

Más tarde, en 1973, el golpe de Estado destruye, además de muchas otras cosas, las tentativas colectivas de un grupo que intentaba una búsqueda alejada de la publicidad o de la estética paralizante de los “foto-clubs”.

Sin embargo, a comienzos de los años 80, aparecen fotógrafos que buscan, en exposiciones o en la prensa no oficial, expresar un mundo interior en rebelión al modo de sociedad impuesto. El aislamiento internacional en que cae la dictadura, afecta también, indirectamente, el conocimiento de la obra de esta generación. La fotografía, entonces, vive aquí una situación similar a la de otras disciplinas artísticas: su historia parece que se hace en otros lugares.

A pesar de todo, la fotografía en Chile tiene autores. Así lo demuestran los trabajos que ilustran estas páginas. Son obras de profesionales que enfrentan el gran desafío de romper la cortina del desconocimiento internacional y ganar el necesario espacio propio en la sociedad en que vivimos.

Las imágenes que acompañaron este artículo corresponden a los autores en el mismo orden:
LUIS POIROT, 1985
ERIC BERTENS, "El Chalet", Saladillo 1967
CLAUDIO PÉREZ, Santiago 1982
HELEN HUGHES, "Tropas en las calles de Santiago, 1983
SERGIO LARRAÍN, años 60
PAZ ERRÁZURIZ, "Conmemoración del poeta Pablo Neruda", Santiago 1981
HÉCTOR LÓPEZ, "En las afueras de Parque O'Higgins", Santiago 1985
CLAUDIO PÉREZ, Santiago 1986
CARMEN OSSA
ALEJANDRO HOPE, "Fiscalía Militar", 1987
ALEJANDRO HOPE, "Arresto después de una manifestación para los presos políticos", Santiago, Septiembre de 1986.
JORGE IANISZEWSKI, "El dolor de la familia Parada ante el ataúd del hijo degollado", Santiago 1985
FELIPE ROBIO, "Playa de Caleta Abarca" Viña del Mar
MIGUEL SAYAGO, "Bororo", 1986
OSCAR WITTKE, Valdivia, Sur de Chile, 1983

















MARTÍN CHAMBÍ, La Fotografía del Perú

Martin Chambi, fotógrafo peruano (1891-1973), señalado como el primer fotógrafo indígena de América Latina, tiene la virtud de documentar ricamente su entorno con una mirada enraizada en su cultura y una visión indigenista. Nació en una familia Inca dedicada a la agricultura.

Chamba recorre a lomo de mula los sectores rurales peruanos. Fue el primero en dar a conocer en documento fotográfico Macchu Picchu, después del su descubrimiento en 1915 Una circunstancia particular introduce a Chambi a la fotografía siendo contratado su padre por la compañía minera inglesa Santo Domingo en la explotación del oro, el joven Chambi tiene ocasión de convertirse en el ayudante del fotógrafo de la empresa quien le enseña las bases técnicas de la fotografía. Será luego, por un lapso de nueve años, aprendiz de Max T. Vargas, en su estudio de Arequipa, uno de los mejores dotados en el Perú. Conoce ahí la obra de Rembrandt que le inspira la utilización del contraste y del claro oscuro, por lo cual Chambi mereció el nombre de "poeta de la luz".

La actividad de Martín Chambi refleja bien el compromiso que asumió con su cultura y su época. Fue miembro fundador de la Academia de Artes Plásticas de Cuzco, del Instituto Americano de Arte, e igualmente, junto con sus hijos creó clubes de cine y de fotografía. Publicó sus fotos en los diarios El Sol y La Crónica del Perú y en 1930 cuando se instaló el ferrocarril entre Cuzco y Buenos Aires publicó en La Nación y en La Prensa de la capital argentina.

Irving Penn alquiló el estudio de Martín Chambi en 1948. Ahí comenzó el reconocimiento internacional de su obra. Luego fue el antropólogo y fotógrafo norteamericano Edward Ranney quien interesó a la Erthwatch Expedition de los Estados Unidos y organizó un viaje de profesores al Perú donde, durante dos meses, se revisó y clasificó las 14 mil placas de vidrio de su archivo, con la colaboración de Víctor y Julia Chambi, hijos fotógrafos de Martín. La investigación y el interés de Ranney concluye en una gran muestra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Otras capitales del mundo rendirían un homenaje de reconocimiento a la labor fotográfica de Chambi: París, Londres, Zurich y Buenos Aires.

Su obra es un documento sensible que da testimonio del Perú, de su cultura indígena y de la aristocracia cuzqueña, escenas rurales y arquitectura colonial.







Acerca de mí

Barrio O'Higgins, Valparaíso, Chile